jueves, 18 de diciembre de 2014

La importancia de trabajar hidratado

Por todos es conocido que somos agua en dos terceras partes de nuestro cuerpo y prácticamente todas las partes de nuestro cuerpo se nutren de agua para su correcto funcionamiento.
Aunque algunos datos todavía pueden sorprendernos, como que nuestros cerebros son más de 75% agua; nuestra sangre más de 92% y nuestros huesos, un 22%.



Además de formar nuestro cuerpo, el agua es necesaria para aportar los nutrientes y el oxígeno a nuestras células, regular la temperatura de nuestros cuerpos y eliminar residuos sobrantes a través de la orina y la sudoración.
“Si nuestro cerebro es un 75% agua, mantener una buena hidratación es primordial para mantener un buen rendimiento mental, además de físico.”

Pues bien, todo ello implica que para mantener una buena salud, es necesaria una buena hidratación, ya no sólo cuando realizamos deporte, que en ese caso es primordial para mejorar el rendimiento; sino también cuando estamos sentados en una oficina durante las horas de trabajo o si trabajamos en algo que implique un mayor esfuerzo físico, como podría ser el trabajo en un taller, una fábrica o cualquier trabajo manual.

El ambiente cargado de las oficinas en invierno, con la calefacción a tope, o el aire acondicionado en verano, implica ambientes secos que provocan pérdidas de agua de nuestros organismos a través de la sudoración y la respiración.


La buena hidratación en la oficina

Para hidratar el cuerpo en estos ambientes y en fábricas donde el trabajo físico implica más sudor, es importante que en los puestos de trabajo se disponga de máquinas de agua para oficinas. Deben tratar de facilitar al máximo la recuperación de agua, ya que nos pasamos más del 60% de nuestro tiempo semanal en el trabajo y sin un fácil acceso a agua de calidad, así como una buena disposición al uso de lavabos que mejore la propensión del trabajador a hidratarse, estamos impidiendo el cuidado de la salud.

Porque aún hoy, muchas empresas limitan a sus trabajadores el tiempo y las veces de acceso al lavabo, con la falsa creencia de que así se mejora la productividad de los mismos. Pero esta práctica debería dejar de darse, ya que están menguando la predisposición del trabajador a beber, al no poder hacer uso de los servicios cuando su cuerpo lo requiera, y por tanto perjudicando su salud física y mental. Lo último que hay que hacer es poner trabas a la hidratación, debería ser justamente al revés.
Para mejorar la productividad, qué mejor que disponer de fuentes de agua que, además de beneficiar a la salud a través de una correcta hidratación, permiten al trabajador 2 minutos de desconexión al rellenar la botella o ir a tomar un vaso de agua, que le permitan recobrar fuerzas y energías y levantarse de la silla, con todos los beneficios que eso supone si se realiza cada hora y media de trabajo.


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